Aunque actualmente no sea una de las hortalizas de mayor consumo humano ni en Europa ni en nuestro país, durante siglos fue un alimento imprescindible y básico en todo el continente.
Se conoce con el nombre común de Nabo de mesa, Nabiza, pero su nombre científico o latino es Brassica napus var. rapifera. Pertenece a la familia botánica de las Crucíferas junto a la coliflor, la col, el brécol, el berro y el rábano.
Se cree que el nabo deriva de plantas que crecían silvestres en el norte de Europa y Escandinavia, aunque también se cree que podría ser originaria de Asia Central, desde donde se ha extendido por todo el mundo.
Desde hace más de 4.000 años ha sido un alimento básico para algunos grupos étnicos en Europa, especialmente antes de introducir la patata en el continente.
La época en la que es propio encontrar buenos ejemplares de nabo será de septiembre a diciembre, siendo ésta una hortaliza que se adapta muy bien a los climas fríos.
El ejemplar de nabo de calidad será aquel de tamaño pequeño o mediano, de piel lisa y forma dependiendo de la variedad, firmes y pesado en comparación con su tamaño.
Para una correcta conservación de los nabos, es preferible separar la raíz de las hojas. Se conservará en envases de plástico perforados a temperatura de refrigeración, condiciones en las que se puede mantener esta hortaliza de una a tres semanas. Además no es aconsejable lavar los nabos hasta que se vayan a consumir con el fin de evitar pérdidas de nutrientes.
El nabo es una hortaliza con un valor energético muy bajo, que supone aproximadamente 27 kcal/100g. Contiene una gran cantidad de agua, llegando ésta al 92%, lo que hace que el contenido en hidratos de carbono, lípidos y proteínas no sea muy significativo. Apenas aporta un 0,1% de grasa y un 0,9% de proteínas, mientras que los hidratos de carbono llegan al 4%.
Minerales: de su contenido mineral destacaremos el potasio por ser el que se encuentra en mayor proporción, seguido muy de cerca por el magnesio, calcio, hierro, sodio y fósforo. Y en menor proporción, aunque no por ello menos importante, encontraremos cantidades apreciables de cinc.
Vitaminas: en cuanto al aporte de vitaminas, vamos a encontrarnos cantidades significativas de todas, excepto de vitamina B12 y de vitamina A y E. Destacamos la vitamina C por ser la que se encuentra en mayor proporción, seguida en orden decreciente de los folatos, vitamina B6, niacina, vitamina B1 y B2.
El nabo no es un alimento que tenga larga tradición de alimento o planta medicinal, aunque se haya estado utilizando desde hace miles de años como alimento básico en toda Europa. Por ello vamos a descubrirles algunas de las patologías para las que tradicionalmente se ha considerado útil el consumo del nabo, como son por ejemplo:
Las hojas del nabo son lo que se denominan Grelos. Aunque aparentemente no lo parezca, se trata de una verdura nutritivamente más rica que el nabo en sí, siendo además la verdura más rica en calcio. Pero también contiene una importante cantidad de ácido oxálico, por lo que para que ésta sustancia interfiera lo menos posible en la biodisponibilidad del calcio, será conveniente cocinar bien los grelos en abundante agua, disminuyendo así su aporte en ácido oxálico.