La calabaza ha sido una de las hortalizas más utilizada a lo largo de la historia con diversos fines además del de alimento, como puede ser la elaboración de recipientes o máscaras.
Se conoce con el nombre común de Calabaza, Calabazas, Zapallo, Calabacera, pero su nombre científico o latino es Cucúrbita pepo L. Pertenece a la familia de las Cucurbitáceas, entre las que también se encuentran el pepino y el calabacín.
El origen de la calabaza no está del todo claro, por una parte parece ser que procede de Asia. Su nombre aparece entre las hortalizas citadas por egipcios y existen pruebas de que también eran conocidas por los romanos, quienes la mezclaban con miel para ayudar a digerir las inmensas cantidades de carne que ingerían en sus grandes festines.
Al haber tantos tipos de calabaza podremos encontrar esta hortaliza en cualquier época del año. Las condiciones en las que se encuentran las variedades de invierno y verano serán distintas acorde con sus propiedades.
A la hora de elegir un buen ejemplar de calabaza debemos tener claro si buscamos una calabaza de verano o de invierno. Si buscamos una calabaza de verano, ésta no debe ser grande ni muy pesada, buscaremos una calabaza mediana que no pese demasiado y que tenga la piel brillante.
Si buscamos una buena calabaza de invierno, el ejemplar que escojamos debe tener la piel dura, no suave. Al contrario que en el caso anterior, debe tener un peso considerable con respecto al tamaño. Es decir, buscaremos una calabaza pesada de piel fuerte.
Las calabazas tienen una vida útil larga, especialmente las de invierno, que pueden llegar a conservarse hasta seis meses. Por el contrario las calabazas de verano, guardadas en el frigorífico en envase de plástico perforado, apenas se conservan una semana.
La calabaza es una hortaliza con un aporte calórico muy bajo, que supone aproximadamente 26 kcal/100 gramos. Como es habitual en las hortalizas, el componente mayoritario de la calabaza es el agua, que puede llegar al 92%. Su contenido en hidratos de carbono es moderado (3%), siendo destacable su contenido en fibra soluble. Contiene proteínas en un 0,6% y cantidades inapreciables de grasa.
Minerales: de su contenido mineral destacaremos el potasio por ser el que se encuentra en mayor proporción. Pero además podemos citar otros minerales que se encuentran en cantidades muy importantes, casi tanto como el potasio, y que son vitales para el correcto funcionamiento del organismo: hierro, magnesio, calcio, fósforo y cinc. No sólo la calabaza contiene minerales de gran importancia, sino que apenas es perceptible el sodio en su composición.
Vitaminas: en cuanto al aporte de vitaminas, vamos a encontrarnos cantidades significativas de todas. Vitaminas del grupo b, excepto vitamina B12, que sólo se encuentra en los alimentos de origen animal. Destacamos las vitaminas C y A que son las que se encuentran en mayor proporción seguidas de la vitamina E, aunque también encontramos cantidades destacables de vitaminas B1, B2, niacina, B6 y folatos.
Teniendo en cuenta la composición de esta hortaliza, podemos resumir las propiedades y beneficios de la calabaza:
En algunos países como México las flores de calabaza son muy apreciadas. La flor de esta planta es muy rica en fibra y contiene cierta cantidad de hidratos de carbono, pero lo realmente importante desde un punto de vista nutricional es su elevado contenido en beta- caroteno y en flavonoides, sustancias con potente acción antioxidante.