El rábano, una planta con múltiples beneficios

Aunque el rábano es una hortaliza que no se consume muy frecuentemente en nuestro país, destaca su consumo en crudo en ensaladas y su vistosidad en las mismas.

Denominación

El rábano es una hortaliza de cuerpo blanco y de piel coloreada, que se conoce con el nombre de rábano o rábanos, pero su nombre científico o latino es Raphanus sativus L.. Pertenece a la familia de las Crucíferas, al igual que la col, coliflor, col de Bruselas, brécol, nabo y berro.

Origen

Se sabe con cierta certeza que los egipcios y babilonios ya consumían rábanos hace más de 4.000 años, siendo hacia al 4.000 a. C. cuando se comenzó a consumir en China y Corea. Fue un alimento muy preciado en la antigua Roma y Grecia, siendo los romanos los responsables de la expansión de su consumo a toda Europa. Actualmente podemos decir que se consume con mayor frecuencia en los países del este asiático.

 

Variedades

Los rábanos clasifican en función de su forma y de su color, pudiendo distinguir de esta forma tres variedades:

  • Rábano chino, japonés o daikon: se trata de un ejemplar cilíndrico y alargado, de color blanco y sabor suave. Como su denominación indica, procede de Japón.
  • Rábano negro o de invierno: es un ejemplar cilíndrico y redondeado, cuya piel presenta un color negro y es muy difícil de digerir, mientras que la carne es blanca y más digestiva.
  • Rabanitos: se trata de una variedad de forma esférica, ovalada o cilíndrica y de menor tamaño. Su carne es blanca y su piel puede ser de color rojo, rosado, morado o blanco.

 

¿Qué aspecto tiene?

  • Color: por lo general la carne del rábano es siempre blanca, pudiendo encontrar variantes rosadas en Asia. En cambio la piel puede ser negra, morada, roja o blanca.
  • Forma: según la variedad a la que pertenezca tendrá una forma alargada o redondeada.
  • Tamaño: las variedades redondeadas suelen medir unos 5cm de diámetro, mientras que las alargadas pueden llegar a medir hasta 15 cm de longitud.
  • Peso: el peso del rábano puede variar desde los 50g hasta el kilo en los ejemplares más espectaculares.
  • Sabor: tiene un sabor característico, ligeramente picante.

 

Modo de preparación y empleo

  • Crudo: es la forma más habitual en la que lo vamos a encontrar en la mesa. Generalmente crudo forma parte de ensaladas, a las que aporta un color llamativo, en el caso en que tenga la piel roja, y un sabor agradable y a la vez picante.
  • En conserva: o bien en vinagre o bien fermentado podemos encontrar el rábano en conserva.

¿Cuándo lo encontramos y en qué condiciones?

La temporada del rábano es mayo, junio y julio (temporada en la que lo encontraremos con mayor facilidad en los comercios), pudiendo encontrar ejemplares en invierno si el cultivo se ha llevado a cabo en invernaderos. Por lo tanto podemos encontrar rábanos en cualquier época del año.

El rábano es una hortaliza que prefiere los climas templados, teniendo en cuenta que el desarrollo vegetativo tiene lugar entre los 6ºC y los 30ºC, y el óptimo se sitúa entre 18-22ºC. Es una planta que se adapta a cualquier tipo de suelo, aunque prefiere los suelos profundos, arcillosos y neutros.

El mejor ejemplar y su conservación

El mejor ejemplar de rábano será aquel de consistencia menos fibrosa, carnosa, firme, de color rojo vivo y de piel entera, sin fisuras y suave. En el caso de adquirir rábanos con hojas, éstas deben presentar un color vivo que garantice que se trata de un ejemplar fresco.

Una vez adquirido el rábano, es aconsejable retirar las partes verdes ya que favorecen la desecación del ejemplar. Para una correcta conservación los rábanos han de guardarse en envases de plástico perforado en el frigorífico. De esta forma pueden llegar a conservarse hasta una semana.

Características nutritivas

El rábano es una hortaliza que contiene aproximadamente un 95% de agua, siendo una de las hortalizas con mayor contenido acuoso. Destaca su reducido contenido en hidratos de carbono (2%), lípidos (0,5%), y proteínas (0,6%). Aporta aproximadamente unas 17 Kcal/100g, lo que le sitúa en uno de los alimentos de menor contenido calórico. Aporta además una cantidad importante en vitaminas y minerales.

Minerales: destaca por su mayor contenido en magnesio, fósforo, hierro y calcio, siendo el potasio el mineral que se encuentra en concentraciones más elevadas. Además podemos encontrar cantidades significativas de cinc.

Vitaminas: en cuanto al contenido en vitaminas, destaca su elevado aporte de ácido vitamina C, encontrándose en segundo lugar de importancia los folatos. En su composición también podemos encontrar cantidades significativas de otras vitaminas como son la vitamina B2, B6 y niacina.

Destacaremos además la presencia en su composición de elementos sulfurados que proporcionan cierto sabor picante y favorecen y aumentan la secreción de bilis, haciendo las digestiones más ligeras.

¿En qué puede ayudarnos?

Teniendo en cuenta su composición nutritiva podemos extraer cierta relación del rábano con la salud. Algunas de las propiedades beneficiosas que se relacionan con el consumo de rábano son:

  • Afecciones hepáticas y biliares: como hemos dicho anteriormente, los componentes sulfurados del rábano aumentan la producción de bilis en el hígado y facilitan el vaciamiento de la vesícula biliar, siendo un alimento muy utilizado en afecciones del hígado y la vesícula biliar.
  • Trastornos digestivos: el rábano puede utilizarse en le tratamiento de trastornos digestivos como las digestiones lentas y pesadas.
  • Anticancerígeno: diversos estudios han señalado una posible relación del consumo de rábano con la prevención de la aparición de mutaciones celulares desencadenantes en carcinomas.

¿Y qué más?

Es de destacar y recordar que el rábano es una de las hortalizas que menor contenido calórico presenta, utilizándose en ensaladas y otras preparaciones culinarias. Por eso te proponemos una esta sencilla receta para que disfrutes de unos deliciosos rábanos asados al romero. 

Ingredientes (2 personas)

- 150 gr. de rábanos. 

- 1 diente de ajo.

- Romero. 

- 25 ml. de vino blanco. 

Elaboración (35 minutos)

Precalentamos el horno a 200° y mientas va cogiendo calor, preparamos los rábanos. Los lavamos, los limpiamos, cortamos la parte de las hojitas y los partimos a la mitad o en cuartos. En una fuente para el horno los colocamos y los salpimentamos, para después bañarlos en un chorro de aceite, un poco de zumo de limón y un chorrito de vino blanco. Esparcimos el romero seco por encima e incluimos el diente de ajo sin pelar entre medias. Los horneamos durante unos 20-25 minutos vigilando constantemente la bandeja y removiendo de vez en cuando. Si vemos que están muy secos podemos añadirles un poco más de vino. Cuando estén de un color semitransparente, sabremos que están listos. 

Como plato único quizá no es muy efectivo, pero es el complemento perfecto para cualquier otro tipo de preparación, ya sea una ensalada templada con un poco de lechuga y queso de cabra, como acompañamiento de un plato de pollo asado o para completar un delicioso plato de solomillo. Si nos apetece tomarlos como ingrediente principal, podemos romper un huevo cuando queden los últimos 10 minutos de cocción o mezclarlos con un poco de arroz o quinoa.

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